Una forma segura de fortalecer la ventaja competitiva por excelencia en cualquier empresa.
Las organizaciones enfrentan una competencia cada vez más fuerte en los mercados locales e internacionales. Por ello, su crecimiento está estrechamente ligado a su capacidad para desarrollar ventajas competitivas que realmente marquen la diferencia y permitan estar a la vanguardia en sus respectivos sectores.
Más allá del sector y la industria a la que pertenezca, el capital humano de una compañía es siempre uno de sus principales valores. Por eso en Tesselar consideramos que, con un programa de desarrollo adecuado, los colaboradores pueden ser la mejor ventaja competitiva que una empresa puede tener.
La capacitación y el desarrollo son vitales para garantizar que la fuerza laboral esté equipada con las habilidades y conocimientos necesarios para desempeñarse en un entorno que cambia constantemente. En este sentido, los colaboradores necesitan estar al tanto de las últimas tendencias y tecnologías, y deben ser capaces de adaptarse rápidamente a las fluctuaciones en el mercado.
Pero existe otro motivo muy importante para invertir en el desarrollo del talento humano: la fidelización interna. Cuando los trabajadores ven que su empresa está invirtiendo en ellos, se sienten valorados y motivados para quedarse en la empresa a largo plazo. Esto ayuda a reducir la rotación de personal y a mantener la estabilidad y la continuidad en la fuerza laboral de la empresa, lo que, naturalmente, puede impactar positivamente en la productividad.
La otra cara de la moneda: muchas compañías que, por un motivo u otro, dejan “para más adelante” la organización de un programa de desarrollo para sus equipos de trabajo, se enfrentan a una serie de problemas que ponen en jaque la sustentabilidad de su negocio.
Algunos de estos problemas son:
Pierden competitividad frente a otras empresas que sí invierten en su capital humano. En efecto, al tratarse de una de las principales ventajas competitivas que una compañía puede tener, el primer riesgo de no capacitar a su gente es quedarse atrás con respecto a la competencia, sobre todo cuando esta sí trabaja fuerte en este aspecto.
Tienen una fuerza de trabajo desactualizada y poco preparada para los cambios tecnológicos. El ritmo de innovación en muchos mercados es realmente vertiginoso, y la falta de preparación puede tener un impacto significativo en el desempeño. Por eso es tan importante estar al tanto y aprovechar al máximo las nuevas tecnologías y herramientas.
Sufren una mayor rotación de personal. La desmotivación de los empleados es uno de los factores principales que impacta en la rotación y la fuga del talento. Por más cómodo que esté un colaborador, siempre es posible que se vaya a otra organización que, entre otras cosas, invierte en su capacitación y le anima a formarse para mejorar sus habilidades.
No captan nuevos talentos. Las empresas que ofrecen oportunidades para el crecimiento y el desarrollo profesional son más atractivas para los solicitantes de empleo que aquellas que no lo hacen. Al promover las oportunidades de desarrollo profesional en sus materiales de contratación, las empresas pueden atraer a candidatos altamente calificados y comprometidos con el éxito de la organización.
Reducen la calidad de sus productos o servicios. Existe una relación directa entre la capacitación y los procesos productivos, teniendo en cuenta no solo su ejecución, sino también su diseño. En ese sentido, las empresas que no retienen a sus colaboradores (o que dejan para otro momento la actualización tecnológica de los existentes) se enfrentan, tarde o temprano, a una fuga de talentos que pone en riesgo la calidad de sus procesos internos.
Está claro que todos estos factores tienen un impacto directo en el rendimiento y la rentabilidad. Por eso es tan importante que todas las organizaciones, sean pequeñas, medianas o grandes, se tomen en serio el desafío de contar con un programa de capacitación y desarrollo del talento humano.
La gestión del talento humano puede llevarse a cabo mucho más fácilmente (y de manera eficiente) a través de herramientas como Talentry, especialmente diseñadas para facilitar la planificación y el desarrollo de actividades orientadas al bienestar de las personas en el ámbito laboral.
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